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musgo

Hombres de musgo, hiedra venenosa


Carmen Segovia se sienta en cuclillas en el patio trasero. El viento carraspea antes de soltar un silbido con el que sacude las hojas del naranjo. Abajo en el suelo, pequeños personajes suspiran plácidamente montados sobre caballos al galope. Es la hora en que el ensueño es atrapado por la hiedra. La hora en que las mujercitas se lavan el pelo con el agua de lluvia que ha quedado estancada en las hojas muertas. Las grecas formadas por las plantas, a modo de un catálogo de botánica, adornan el jardín en donde la brisa comienza. Están de fiesta. De un marco a otro, de escena en escena, los pequeños personajes se suspenden de las flores, corren entre la hierba fresca. Los chicos cortejan a las chicas mientras el sopor se recuesta sobre el musgo a tomar una siesta.

2 comentarios:

Anonymous dijo...

Bello...

Anonymous dijo...

Tener un día DINAMITA mi amigo!